La flor de Irupé collaboration “Spring Fable”

La flor de Irupé collaboration “Spring Fable”
La flor de Irupé collaboration “Spring Fable” La flor de Irupé collaboration “Spring Fable”

This is my last work for that amazing spanish collab we’ve organized, “Spring Fable”.
My design is inspired in La flor de Irupé.

Collaboration created by Patricia Bonillo
Administrated by Patricia Bonillo, Arantxa Artega, Daniel Diéguez and Isabel Tamargo

Primavera de Fábula
http://www.facebook.com/PrimaveraDeFabula

Video promo
https://vimeo.com/tartasimposibles/primaveradefabula

La flor de Irupé.
Soñaba con acunarse entre sus blancos destellos, sentir su serenidad cerca de su propio corazón. Irupé amaba a la luna como no había amado a ningún otro ser de la creación.

Era feliz contemplándola, en las largas noches de invierno, cuando su presencia era más duradera, cuando aparecía entre las nubes cargadas de lluvia, para traer hasta su lado la pálida luz en mitad de la oscuridad.

Pasaba las horas en mitad del bosque, buscando los claros, tumbada sobre la fresca hierba recién brotada de la primavera, sintiendo su cosquilleo en las plantas de los pies, imaginando que era la propia luna la que jugaba a hacerle cosquillas, la que mecía el viento por ella, para arrullarla, mientras le cantaba nanas al oído.

Irupé era una bella muchacha, con una larga melena rubia trenzada y coronada con una diadema, siempre fresca, formada por las más coloridas y perfumadas flores que encontraba en el bosque.

Cada día las recogía, cuando comenzaba a caer el sol, y al empezar a asomar la luna en mitad del cielo estrellado, las trenzaba y se las ponía en el cabello, pues quería estar bella para el momento en que su amada la mirase de frente.

Pero ya no era suficiente con contemplarla desde lejos, con verla reposar serena en la cúpula celestial.

Irupé necesitaba más. Necesitaba sentirla, rozar con sus dedos la pálida piel de luna, ruborizarla al contacto de sus labios en un tenue beso.

Por eso decidió subir más alto, a los centenarios árboles, guardianes del bosque y sus secretos.

Pero por más que trepaba, por más que alzaba los brazos desesperada, no conseguía ni rozar a su amada.

Y entre lágrimas se durmió aquella noche.

Al día siguiente decidió subir a lo más alto de la montaña que daba refugio a su poblado. Allí donde las leyendas contaban que habitaban seres que no eran hombres y tampoco eran bestias. Pero su amor era más fuerte que sus miedos, su determinación, más poderosa que los vientos que azotaban en la cumbre. Y al empezar a caer el sol, Irupé se sentó en la cima y esperó a que pasara la luna a su lado, segura de que esa noche, podría al fin abrazarla.

Pero la luna subió hasta la cumbre del cielo, y de nuevo las lágrimas de Irupé arrasaron sus mejillas, pues se dio cuenta que ni así podía tocarla.

Otro día decidió esperar hasta casi el amanecer, cuando la luz anaranjada del sol comenzaba a despuntar por el horizonte, y corrió en sentido contrario, segura de que alcanzaría a la luna cuando esta regresara a su hogar, al otro lado del final del bosque. Y a pesar de que sus pies sangraron por la dureza del camino y las espinas de los rosales silvestres laceraron su brazos, el mayor dolor lo tenía en el corazón, pues se vio incapaz de llegar a su destino.

Y así pasaba las noches, llorando desconsolada por no poder tener a su amor entre sus brazos, tarareando viejas nanas, musitando antiguas oraciones en busca de un milagro que nunca llegaba.

Pero un día, mientras deambulaba su pena entre los arbustos y los árboles, llegó hasta el gran lago, y al asomarse, pudo ver como la pálida luna la observaba, pero no desde las alturas, como siempre, si no mecida en las tranquilas aguas, invitándola a unirse a ella en aquel baño nocturno.

Y sin pensarlo, deshaciéndose de sus ropas, pero manteniendo su diadema de flores, Irupé se lanzó a las oscuras aguas, sonriente, embriagada por la luz que iluminaba su corazón.

Y descendió, cada vez más profundo, cada vez más anhelante, cada vez más desesperada. Y finalmente las oscuras aguas se cerraron sobre ella, atrapándola, enfriando su corazón y su alma, mientras las lágrimas de sus ojos se perdían entre las corrientes del lago, sabiéndose incapaz de alcanzar su sueño, comprendiendo que su amor por la luna moriría con ella, allí en lo más profundo, entre tinieblas.

Pero Tupá, que todo lo contempla y todo lo sabe, sintiendo la enorme pena de la chica, emocionado por tanto amor, decidió conceder un último deseo a Irupé, y la subió hasta la superficie del lago, transformando su piel en flores blancas y su corazón en flores rosas, puras, que reposan sobre hojas en forma de disco lunar, para que puedan sentir el abrazo de su amada, y mirando siempre hacia el cielo, para que sus pétalos acaricien, por fin, a la luna.

(Texto adaptado por Angel del Rio)

a greeting

Yocuna Floral Artist - Barcelona - España - https://www.facebook.com/YocunaArteAzucar

50 Comments

Preciosa y transmite serenidad…me encanta!!!

La dulzura hecha arte.

Beautiful legend, and even more beautiful your cake!!!

Catalina Anghel

Great work Yolanda!!! Beautiful fable and sweet design!!! I love it, thanks for sharing!! ♥♥♥

http://www.facebook.com/tartasimposibles ||| http://www.tartasimposibles.com

Stunning flowers Yolanda!!! So perfect!! Amazing work ;)

Sandra

Preciosa Yolanda!! ❤️❤️❤️

Mericakes

Preciosa! Unas flores magníficas

SweetKOKEKO